martes, 1 de septiembre de 2009 | By: El Nazareno

Control descontrolado


Pensaba, mientras el tintineo del foco en el techo se desvanecía de golpe, en lo aburrido del mundo sin la tecnología, sin la televisión decorando el silencio con alguna novela sin chiste o la computadora reproduciendo un video de youtube. 20 minutos fueron más que suficientes para darme cuenta de lo tristemente rudimentaria que sería la vida sin la electricidad, sin las máquinas que nos hacen -curiosamente- el día más corto.

Decidimos pasar la vida de manera fugaz, sin saber el por qué; preferimos no averiguarlo, porque de encontrar la respuesta, tal vez nos atemorice. Quizá pasamos del alba a la noche como si fuera el último día por el simple hecho de darle valor único a la prisa como respuesta a nuestra existencia. No nos detenemos a analizar el mundo porque desperdiciaríamos el tiempo pensando en ello, cuando creemos que "andar a las carreras" es nuestra razón de estancia en la tierra; o peor aún, creemos que así se vuelve más productiva (a veces erróneamente).

Una especie de colapso invade la habitación, mientras me cuestiono acerca del control. ¿Qué es control? No es intimidar a los demás para crear respeto, tampoco la planificación económica (o de cualquier otra índole) a largo plazo, mucho menos se refiere al aparato que permite manipular a distancia la televisión. Todo eso se derrumba de un momento a otro: el día que el intimidado reacciona, cuando el jefe despide al empleado, en el momento en el que se va la luz y deja de funcionar el televisor.

El aburrimiento es el enemigo principal al que pretendemos vencer. Una lucha sin tregua en la que, para vencerlo, utilizamos todos los métodos -en ocasiones contraproducentes-. Pasamos la vida diseñando futuros inciertos o construyendo caminos sin salida, creyendo que tenemos el control absoluto de nuestro destino. ¿Cuál control?

Prendo un cigarrillo, quizá no por la necesidad de nicotina, sino para que el tiempo se haga más corto. El destello del cerillo alumbra macabramente el hueco entre mis manos, mientras la desprotección me cobija; desprotección creada por la falta de la tecnología. Justo cuando creíamos tener el control sobre la tecnología, caemos en el error. La tecnología tiene el control sobre nosotros; sin ella, nos reducimos a una masa amorfa e inútil.

De pronto, un flash me cegó, anunciándome el regreso de la electricidad. Mentalmente abrazo todos los electrodomésticos, comprendiendo una pequeña lección natural. Inmediatamente enciendo la televisión; cualquier canal es bueno. Mientras tomo el "control" remoto, apago el cigarro, medicina destructiva de la ansiedad inconsciente, sin siquiera fumarlo por completo.