lunes, 21 de septiembre de 2009 | By: El Nazareno

El cielo en la tierra: Oktoberfest


¿Me tacharían de exagerado aquellos hombres que no perciban la fiesta de Oktoberfest como un evento cercano a la gloria? Bueno, pues una imagen vale más que mil palabras, pero seguramente una visita valdrá más que mil imágenes.

Y es que es difícl resistirse a los atractivos que ofrece el evento: hermosas mujeres alemanas con Dirndls, litros y litros de cerveza en tarros, camaradería y desfiles de personas en trajes bávaros. Una zona en la cual la riqueza de su cultura embriaga de placer.

Baviera es un estado de Alemania, y su principal ciudad es Múnich (en alemán, Baviera es Bayern y Múnich se escribe Munchen, por lo que decir Bayern Munich al referirse al equipo de fútbol es incorrecto). De esa región provienen estos trajes, basados en la vestimenta de los campesinos, granjeros, y en general las personas habitantes de zonas rurales.

La vestimenta de los hombres se conoce como Lederhosen, y consta de un pantalón de cuero corto, acompañado generalmente por un chaleco o camisa de lino. Al ser hechos a mano, la duración es de por vida; se utilizaba este material porque era fácil de lavar y permitía mejor el trabajo en el campo.

Las mujeres utilizan un vestido llamado Dirndl o Dirndlgewand. Lo utilizaban las mujeres campesinas, después las sirvientas -que provenían del campo-, y curiosamente después lo comenzaron a usar las mujeres aristócratas como vestido de moda (lo mismo pasaría con el Lederhosen). El Dirndl consta de un vestido largo con un delantal, hecho de telas con bordados tradicionales.

Durante el Oktoberfest -iniciado este año el 19 de Septiembre- se ofrece comida, por lo general pollo, Bretzel (pan salado) y carne de buey, entre otros platillos. También se celebra en otros países como Brasil, Canadá y Chile; pero es como comparar el Spring Break de Cancún con el de Acapulco.

Por cierto, en 2010 se celebrará el bicentenario del Oktoberfest; aquí tendremos el bicentenario de nuestra independencia, pero no habrá mujeres en rebozo repartiendo pulque o tequila, sólo una reunión en el zócalo con gran número de elementos de seguridad para evitar revueltas (por aquello de que en el fin de la primera década de cada siglo -desde hace dos- hay levantamientos)

Yo, desde esta pequeña pero sobrepoblada ciudad, en un país separado de Alemania por el Océano Atlántico y unos cuantos países europeos, les deseo a todos los alemanes, alemanas y visitantes, unas felices borracheras. ¡Salúd! o mejor escrito, ¡Prost!