lunes, 27 de abril de 2009 | By: El Nazareno

Que siempre no desCarstemos un daño permanente


(Una tras otra, señor Carstens)

La mayoría de la población mexicana, gracias a la alerta que han difundido los medios de comunicación y las campañas publicitarias callejeras, conoce precauciones y otras circunstancias notables causadas por la epidemia de influenza porcina que nos mantiene al frente del televisor, esperando que Loret de Mola o “El teacher” nos indique la nueva cifra de decesos por este fenómeno.
Pero vamos a otro efecto de la enfermedad del cerdo, que tiene en jaque a nuestra paranoica mente.

El Banco Mundial ha hecho un préstamo con aparente facilidad a México para invertirlos en el problema que nos aqueja (cobrando intereses; por él, que pasen los meses). Manifestaron su dolor y su apoyo para la nación azteca, aunque para provocar lástima entre nosotros, ya tenemos el teletón y otros eventos similares -por cierto, recordando el primer capítulo de “Hazme reir y serás millonario”, donde uno de los participantes hizo emotiva la escena con su esposa y sus hijas, pero esa es tela de otra tijera-.

Agustín Carstens –otro virus porcino- anunció ayer que el mal no intervendrá en la economía nacional. ¿Le creímos a Pedro que no venía el lobo? Por supuesto que no. ¿En qué pensaba, señor Carstens, al hacer tal afirmación? ¿Qué el virus era un simple estornudo, o lo confundió con otro catarrito? Seguro el Fondo Monetario Infernacional –perdón, internacional- y el Banco Mundial se estarán tallando las manos.

Hoy, el señor Agustín hizo presente la fe de erratas ante sus declaraciones, y que no descartemos el daño en la economía. Y claro que debía de hacerlo. ¿Cómo pensar que no la afectaría, con el cierre de establecimientos mercantiles y de esparcimiento, cancelación de eventos deportivos y culturales, suspensión de clases y un largo etcétera?

En fin; para concluir, es cierto que la OMS ya ha elevado a nivel 4 (de 6) el riesgo de convertirse en una pandemia. Pero ello no quiere decir que es extremadamente alarmante. Es una enfermedad curable, se poseen los medicamentos y se inicia la detección de enfermos con el virus (que la cifra no rebasa los cuatro dígitos; ésas son personas con síntomas de una gripe normal o fuerte). Con un poco de cuidado, los enfermos sanarán y la enfermedad se irá reduciendo cada vez más. Pero tampoco quiero caer en el error de afirmar que es un simple catarrito ¿Verdad, señor Carstens?
viernes, 3 de abril de 2009 | By: El Nazareno

Retando a la madre

-Oye, ¿qué es la naturaleza?

-Es algo complicado. La naturaleza es la palabra con la que denominamos el proceso de creación de lo que percibimos con los sentidos por el creador (A.K.A. Dios). Lleva un orden lógico, y es lo que permite una evolución correcta.

-Y qué tiene que ver con el genoma humano?

-El genoma humano es el código que nos define como personas únicas, donde se encuentra toda nuestra información genética. Descubrir el código del genoma humano, nos permite jactarnos (como humanidad) del avance en la tecnología y los estudios científicos, permitiendo tener un control más preciso de aquello que vagamente llamamos destino. Si, retamos al futuro, sintiendo que tomamos al toro por los cuernos. Esto puede ser un gran acierto, o un gran error.

-Por qué?

-Gracias a estos descubrimientos, podemos curar enfermedades que antes distaban mucho de tener solución, clonación de un ser cuasiperfecto, designar el sexo del futuro bebé...

-¡Eso suena fabuloso!

-Tan fabuloso como espantoso.

-¿No te gustaría?

-Pues si... si quitamos que la diversidad biológica se simplificaría a un problema racial, que probablemente nuestros hijos se desarrollarían a un grado en el que a los 14 años nos desbancarían por sus capacidades... si quitamos que podríamos crear un mundo perfectamente imperfecto, en el que no existan los errores -o se reduzcan a su mínima expresión-, estaríamos creando un caos dentro de la perfección de un mundo imperfecto.

-Suena muy confuso lo que dices, pero creo que comprendo.

-Espero que así sea...