viernes, 25 de junio de 2010 | By: El Nazareno

Ni fu, ni fa...


Cuán distante se encuentra de nivel esta selección brasileña de fútbol de aquella que vanagloriaba el estilo carioca; de aquél que contaba con los desdobles de Ronaldo, los dribles de Ronaldinho que rompían ligamentos, el bombardeo de los tiros de Roberto Carlos que pulverizaba porteros y la muralla que representaba Cafú en la defensa.


Brasil ya no representa la hegemonía futbolística del pasado, cuando era el domador supremo de las otras naciones; era Brasil y el resto del mundo y apenas representaban peligro Inglaterra, Alemania, Argentina e Italia. Ver jugar a Brasil era el espectáculo esperado en cada copa del mundo.

Ahora en Brasil solamente destaca Lucio en la defensa, y un solo hombre no puede estar en todos lados; lo que hoy se vio es un conjunto de escasos destellos por parte de ambos equipos, pues el conjunto de Portugal es conocido por tener también un alto nivel en el balompié.

Cristiano Ronaldo también dio muestras de su conocimiento para dominar el balón en la cancha, pero no fue suficiente pues sus compañeros tuvieron un par de oportunidades (sobre todo una de Meireles) y las desaprovecharon para mantener vació el marcador.

La selección portuguesa se mantenía a la altura de las grandes potencias cuando la pareja Figo-Ronaldo embatía las defensivas del equipo que se mantuviera enfrente. Simao Sabrosa también militó en esa seleccion y aunque también aparece en la de 2010, parece que algo cambió el estado anímico de los actuales.

Parece ser que estamos destinados a una serie de partidos en los que ninguno desea arriesgar de más... Argentina parece conservar el nivel que otras selecciones no pudieron y se perfila como el equipo más convencido a conseguir el campeonato.

Dunga estaba demasiado molesto. Y creo que con bastante razón, pues él fue parte de esa gran camada de jugadores de selección brasileña que llevaron a la cúspide al país sudamericano. Es reflejo de una nueva cantera que no consigue obtener los resultados que todos esperan, incluido el técnico carioca.

La gente simplemente buscó no perder el espíritu festivo, pues es una inmensa fiesta en la que no podían dejarse llevar por el paupérrimo resultado y dieron un poco de tinte al partido con el colorido del júbilo, que no se podía desperdiciar.