miércoles, 16 de junio de 2010 | By: El Nazareno

No es que lo sea o no lo sea... sino todo lo contrario


El señor Armando Cobos tiene un filtro de acero de sus oidos al cerebro al parecer, o el filtro son billetes atorados en el tímpano, porque es más que clara la medida impuesta: todos aquellos productos que dañen la salud de sus consumidores o ponga en peligro la vida de éstos.

¿Comenzamos?

En una escuela (sobre todo en las públicas) sólo se venden este tipo de productos; rara vez se cuenta con comidas cocinadas en el lugar, cafetería o tiendita de la escuela. Debido al horario matutino en el que se manejan las clases, pocas veces se cuenta con el tiempo necesario para preparar alimentos en casa antes de salir.

Con el consumo de alimentos que no poseen una real fuente de alimentación nutritiva, se desprovee al sujeto de las sustancias esenciales para un buen funcionamiento de los órganos del cuerpo -las vitaminas, proteínas, etc.-. Ello afecta al sujeto bajando sus defensas o debilitando el sistema inmunológico.

La mayoría de los productos que se venden en las escuelas considerados "chatarra" están elaborados a base de harina, altas cantidades de grasas, azúcares y otros condimentos que en un futuro afectan a la salud, provocando un mayor volúmen en el tejido adiposo, una menor condición física, dificultad para realizar ejercicios y un preámbulo para enfermedades mortales como la diabetes, colesterol alto que puede provocar infartos, etc.

No es coincidencia que en nuestro país más de la mitad de mexicanos padezcamos obesidad, que ocupemos el primer lugar en obesidad infantil y que cada 10 minutos muera una persona por diabetes en nuestro país. Es la evidencia de una cultura con un desorden alimentario evidente, sumado a otras cosas.

Pero qué va. ¿Qué mal puede causar el vender este tipo de comidas en las escuelas? Total, los resultados son a futuro; aunque este fenómeno provoca que ya dichos resultados sean a edades más cortas; por ello uno de cada diez niños mostrará obesidad a los 10 años.

Es una irresponsabilidad negarse a presentar soluciones para este tipo de problemas. Es, de cierta manera, Como el s1cario protegido que niega asesinar, pero que reclama que se le quite la protección por ganar dinero sin importar a quién afecte. S1carios apoyados por el patrón Alonso Lujambio, el Secretario de Educación Pública, quien parece estar en la misma situación de Elba Esther: ocupar un puesto relacionado con la educación y carecer de ésta.

Cobos, presidente de la Canaica (No Canaca, esa es empresa del hijo del papá) declaro que no tiene por qué dejar de vender sus productos en las escuelas, puesto que él mismo aclara que lo que no se debe de vender son "aquellos alimentos que atenten contra la salud o la vida de los consumidores". Que vuelva a leer el post si no entendió.