martes, 29 de diciembre de 2009 | By: El Nazareno

Fe a fuerza


Emmanuel se encuentra rodeado, mira hacia los lados y hacia atrás por un segundo. No cree tener opción alternativa; simplemente dice sí a todo lo que aquel señor barbado pregunta con energía.

Esclavitud. No puede llamársele de otra manera, al no poder gozar el niño de una de sus garantías individuales, plasmadas todas ellas en la Constitución mexicana, documento magno que rige el actuar político y social de los conciudadanos. Es derecho y obligación hacerla cumplir, y el no hacerlo lleva con ello una sanción.

La esclavitud física fue abolida en México, hace 199 años. Estamos a punto de cumplir el bicentenario, pero aún no podemos quitarnos los grilletes sociales que nos atan a una infancia llena de creencias morales establecidas por la cúpula del sector con mayor liderazgo en nuestra ideología: La iglesia.

El clero ha sido motivo de muchos fenómenos irregulares. Por ejemplo, fue traida a México en el Siglo XVI e impuesta a nuestros antepasados, quienes tenían una religión rica en cultura, leyendas y mitología, una creencia politeísta, con gran diversidad de Dioses basados en fenómenos de la naturaleza. Para ello, los aztecas y demás nativos fueron perseguidos y esclavizados, timados y quedando en una posición lamentable -e inevitable-.

Después del exterminio mesoamericano, apareció el sincretismo de la Virgen de Guadalupe. Indiscutible símbolo de la creencia nacional y considerada Madre de México, es una adaptación de la figura femenina santa (virgen) a los rasgos y características del pueblo conquistado. La piel morena y el nombre regional. ¿Y Llega un sujeto, de nombre Joseph Ratzinger, a decir que no fue imposición el catolicismo en México?

Ya establecido en las raíces de América, llegaron algunas personas que cuestionaban la religión, y comenzaron a torturar a dichas personas, denominadas por la institución católica como "herejes". La tortura tenía dos objetivos: Hacer cambiar de opinión a los tercos, o hacerles tener una muerte digna de un demonio.

Frenó, además, una expansión de descubrimientos de la ciencia, que significó años de retraso. Galileo Galilei fue uno de los afectados, obligado a retractarse de su idea heliocéntrica, porque atentaba contra Dios (o contra lo que los clérigos creían que pensaba Dios). Eppur si muove.

La guerra Cristera fue otro acto repulsivo que tiene como excusa la intolerancia hacia un pensamiento de Dios distinto. ¿Otra razón? la autonomía de la iglesia y el estado, desacreditando al clero para participar activamente dentro de temas políticos nacionales. Aunque más reciente (en los años 20), la Guerra Cristera dejó un saldo de más de 200 mil personas muertas "en nombre de Cristo".

Y ya ni qué decir de los numerables casos de pederastia y pedofilia dentro de los círculos de sacerdotes, como el famoso caso del padre Maciel, de los Legiionarios de Cristo. Lamentablemente es un fenómeno real, frecuente y encubierto por los altos mandos de la institución. Los niños sufren las secuelas físicas (heridas en las zonas atacadas, transmisión de enfermedades, etc.) y psicológicas (traumas, baja autoestima, etc.), a largo y corto plazo.

Con ello no digo que sea malo inculcar una religión a un niño, pues claramente tiene ventajas: al comprender el niño que no sólo lo físico es lo existente, deduce que no está solo, siempre habrá algún ente que esté a su lado, que lo ciude y escuche cuando alguna persona no se encuentre cerca, etc. Tendrá una serie de normas sociales a cumplir para que dicho ente no se disguste, etc.

Pero creo -y como siempre lo digo- que se abusa de la inocencia e impotencia de niños como Emmanuel, quien está rodeado por católicos, en un acto embarazoso, frente a un sujeto con sotana que le hace preguntas como: ¿Estás dispuesto a abandonar todo y seguir, servir y adorar a Cristo, sin importar las circunstancias y pese a todo? Emmanuel sabe que aún es un esclavo de la sociedad católica, y no tendrá la libertad durante su niñez y pubertad. -Si-, dice con voz aguda y resignada, sabe que no tiene otra opción, por lo menos hasta su mayoría de edad.