En la celebración del 185 aniversario de la Entidad de Fiscalización Superior del país, Calderón afirmó que, aunque hay una deplorable permanencia de la corrupción en México, todas las instituciones deben rendir cuentas claras de los recursos público, como hasta ahora no se ha hecho.
185 años en los que la entidad no ha podido resolver un problema tan cotidiano como la contaminación. Legisladores, diputados, instituciones gubernamentales, y un gran número de dependencias públicas continúan maquillando cifras, manejando una cantidad exorbitante de recursos necesarios para sus proyectos. Cantidades de dinero muchas veces innecesarias, como el presupuesto para el deporte (como ejemplifiqué en el post anterior), de 4 mil millones de pesos. Ello superó el presupuesto que se designa a países del primer mundo.
¿Para mejorar la calidad educativa y de salud? ¿fomentar el desarrollo de la cultura física? ¿dotar de mayores herramientas para evitar que nuestros jóvenes sigan migrando hacia otros países por la falta de empleos bien remunerados? Que alguien me desglose cómo piensa destinarse cada peso de esa cantidad. Instalaciones, me parece, existen. Espero que se utilice en lo que ya he explicado en la entrada de ayer ("¡Superjuanito is back in the building!").
Con una correcta fiscalización de los Partidos Políticos, se equilibraría la cantidad de recursos económicos para el gasto público, podría redducirse el incremento de impuestos al sector popular. Pero cuando el perro es rabioso, el actuar es espumoso. Ni hablar, tan bonito que se oye el discurso utópico...
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