lunes, 20 de octubre de 2008 | By: El Nazareno

El pez suicida (por su boca)

Elba Esther ya no se la pudo sacar (su mentira). Las Hummers las consiguió más baratas al mayoreo; que son versiones super austeras, y cuestan menos que una Suburban; que son herramientas de trabajo; que no tienen dueño particular, sino que es patrimonio del SNTE (no de los 59 líderes).
Calderón anunció que no habrá necesidad de ajustarse el cinturón; que después dio a entender que el Peje sí tenía algo de razón respecto a la refinería; Que la detención de los muchachos que le gritaron “espurio” fue una equivocación, simplemente querían asegurarse que nadie los tocara.
Carstens proclamó que México no se verá afectado por la recesión en Estados Unidos; que sí había afectado algo, pero era un pequeño catarrito; que sí estamos en crisis, pero tenemos cómo solventarla; que siempre no se tendrán los empleos que se esperaban.
¿Es que en México la labia se ha vuelto un instrumento tan descaradamente usado, que las promesas pueden quedar como mero memorandum de frases célebres, como las de Miguel Luis en la “Sección imposible” al lado de Sammy? Como ejemplificarían acertadamente Los Tigres del Norte en una canción, la política se ha vuelto un gran circo, pero las funciones cada vez son más obvias. De plano se han rasurado (si no es que depilado) la lengua. Y para muestra, un botón (feo, pero botón a fin de cuentas):
“Sin ninguna pena lo digo, yo no vivo del sueldo de maestra, si viviera de ese sueldo, realmente muchas cosas no tendría”.
“Estamos discutiendo recursos para infraestructura, computadoras, formación y capacitación docente, para idiomas, y lo que demandamos es que el Gobierno cumpla con los acuerdos adquiridos en la Alianza por la Calidad de la Educación” (acerca de los casi 5 mil millones de pesos que pide para este proyecto)
Vaya descaro. Pero bueno, termino con un pequeño epigrama:

“Véanlo, las Hummers no son mías
Es para los maestros y la educación”
Declaró Elba Esther Gordillo este día
Con pícara y cínica alegría
Eterna consentida del señor Calderón
Quien asegura, “nuestro cinturón
No tendremos que apretar,
Sólo no comer a llenar
Para que quede holgado el pantalón
Y que la obesidad no nos vaya a matar"
(Sin al señor Carstens agraviar)