sábado, 25 de octubre de 2008 | By: El Nazareno

Del amor y otros efectos psicotrópicos...

El amor es una droga, y eso me queda más que claro. Las primeras veces te hace sentir en otro mundo, te hace volar, alejarte de la realidad y pensar solamente en lo bien que te sientes bajo su efecto. Pierdes la noción del tiempo y el espacio, y deseas ese sentimiento para toda tu vida. Una vez que el efecto termina, sientes una resaca sentimental, y deseas tener más, conseguirlo a toda costa y con quien sea.
Crea una adicción que es difícil dejar. Una vez que el proceso de desintoxicación comienza, se sienten unas ganas poco sutiles de inyectarte una dosis de amor; pocos son los que en verdad su fuerza de voluntad los mantiene limpios. Si se recae, se atasca de compasión amorosa, llegando a la cursilería e incluso a la desesperación de perder su cantidad necesaria y hacer cualquier cosa por obtenerla (llegando a la humillación, en cualquiera de los casos).
Muchos, para poder superarlo, requieren a especialistas que les brindan terapias, las cuales les ayudarán a irlo dejando poco a poco. Muchos, gracias al poder de la sugestión psicológica, consiguen auto-convencerse de que no lo necesitas, gracias a las pláticas del galeno correspondiente. La enfermedad, de sumergirte más en ella, se va agravando, y de no controlar su consumo (sobredosis), puede provocar la dependencia crónica (para siempre) o la muerte (sí, hay personas que “mueren” de amor, aunque bajo otros términos).
¿Qué si a mí me gusta drograrme? Por supuesto que todos hemos caído en la tentación de probarla alguna vez, por curiosidad, “para que no me cuenten”. La verdad es que es muy placentera, pero sé las consecuencias que ocasiona. Y así como una persona sana respeta su cuerpo, yo respeto (o al menos trato de hacerlo…) mi espíritu y mi estabilidad emocional.
Y así como las drogas causan deterioro físico, igual el amor causa deterioro y secuelas emocionales. Cuántos no pueden vivir sin una pareja, sin recibir mimos y besos empalagosos, sin alguien con quién caminar sujetado de la mano, y que a menudo tienen depresiones por la falta de todo lo mencionado.
Es un riesgo; es apostar todo, teniendo poco para ganar. Leía hace un par de días, en un portal de Internet, un pequeño reportaje o una gran nota informativa, por llamarlo de alguna manera, acerca de que la tendencia de los hombres a vivir en soltería aumenta en la actualidad. No me parece ilógico, señalando las amplias ventajas que representa este estado: No se cuenta con un compromiso, por lo que permite salir con distintas personas, llegar a la hora de nuestra preferencia, evitar gastos innecesarios, no soportar dramatizaciones y desgastes innecesarios, mayor administración del tiempo…
En fin, no digo que el amor sea malo, pero hay que tomarlo con la madurez y la mejor filosofía personal posible. Aprender a estar estable permitirá una mejor calidad de vida y una mejor relación con las demás personas. Es bueno experimentar, pero ¡NO TE CLAVES!, recuerda, Di no a las drogas (y si te drogas, pues móchate…)