lunes, 3 de mayo de 2010 | By: El Nazareno

Falta poco

Falta poco para el final del día, para que la noche cubra con su oscuro manto los cerros pelones y las grandes urbes, con sus centinelas de fierro y vidrio, con esos audaces caballos motorizados y sus personas apresuradas se resguarden ante la imponente luna. Falta poco para tenerte de nuevo.

Y poder medirte, pulgada por pulgada; repasar una y otra vez el suave desliz de la yema de mis dedos por tu piel, y que mi lengua desnude tu alma violando tu boca.

Y que nuestras piernas se entrelacen como dos eslabones de una cadena de diamante, para que ni el más poderoso metal pueda romper la unión de nuestros cuerpos.

Y que mis ojos se entierren en tu espíritu, como la más picuda y larga de las espinas, para que retoñe día con día aquel sentimiento que renace con cada suicidio del sol.

Y que mi nariz se pierda en el delicado aroma que tus poros emanan de tu piel, extasiante fuente que sensibiliza mis sentidos y derrite mi conciencia.

Y que tu espalda sea el lienzo de mis inquietas manos, que desean plasmar en ella la más majestuosa obra de arte, fruto de la pasión que desemboca en tu cadera.

Falta poco para que no haya testigos, para que la noche sea sólo nuestra y hagamos lo que nuestros instintos claman con desasosiego. Falta poco para poder tenerte... aunque sea sólo entre mis sueños.

1 comentarios:

Unknown dijo...

escribes super lindo, se ve que eres apasionado y tus palabras te transportan inmediatamente a la escena que describes.

un beso niño interesante