lunes, 23 de noviembre de 2009 | By: El Nazareno

(R)Evolución Mexicana


Después de tres años de pasar por las sombras, el nonagésimo noveno aniversario de la Revolución Mexicana se festeja con un desfile en el Zócalo Capitalino de la Ciudad de México.

Pero ¿qué experiencia se puede aprender, después de 99 años? Pues que tal manifestación alegorica sólo demuestra lo contrario a lo que se pretende celebrar. La marcha a caballo es obsoleta en nuestros días: Mandaron a toda tropa de caballeriza, aproximadamente 800 unidades; muy pobre el número comparado con los elementos reales del Ejército.

El evento fue muy breve pero muy vistoso, por cierto. Miembros del equipo de paracaidistas realizaron coreografías aéreas, y los miembros de verde olivo opacaron a los sombrerudos en trajes revolucionarios adornados con cananas en los hombros. Si, eso es lo que se podía ver en el desfile: un control militarista sobre un pueblo adolorido por tanta represión sobre una liberación revolucionista.

¿A quién le importa? La gente parece contenta. No parece incomodarles esas calles llenas de camionetas llenas de militares y policías federales, demostrando un control absoluto y que busca infundir miedo a su paso; al contrario, muchos se sienten protegidos y seguros ante tan prepotente despliegue.

Y para muestra, un botón: la reforma judicial. Si, esa autorización de realizar cateos preventivos (y la mayoría de ellos, a juicio de un policía que no terminó ni la secundaria), y de retener al sospechoso de un delito federal o grave en una cárcel mientras el proceso de investigación se lleva a cabo.

¿Algo más?

La militarización futura del país. Ya comienzan a desaparecer algunas organizaciones encargadas de la seguridad nacional, como la PFP y la AFI. La probable intención del actual gobierno es una centralización del ejército como organismo de seguridad de la sociedad.

Y así continuamos, camino al 2010. Fecha tan esperada por los neorevolucionarios con espíritu anarquista; esperando el centenario de la verdadera libertad. No podemos adivinar cómo será la celebración en un año; si la historia no miente, esas adelitas y aquellos revolucionarios no se verán tan alegóricos, y si más reales.