martes, 3 de noviembre de 2009 | By: El Nazareno

La culpa, ¿de quién es?



Me refiero a aquella polémica broma sobre Samuel Pérez Reyes, "Sammy" -por cierto, creí publicar un texto de este tema en Mayo, pero me equivoqué-.

En el momento de presentar la broma en la que el cómico innato -si en verdad es su condición natural-, Don Rafael Inclán aclaró que le parecía una broma de mal gusto, a lo que Galilea Montijo, coautora del sketch, respondió que nunca se burlaron de él, y que Don Inclán sí le había faltado al respeto. Don Rafael sólo remarcó que no era una persona en condiciones óptimas.

Días después del incidente y después de haber reafirmado sus ideas o de cambiarlas por necesidad, aparece Sammy en un video exigiendo una disculpa, y la CNDH intervino para que los actores y conductores de la empresa televisiva tomarán un curso acerca del trato a las personas con "cualidades diferentes" (malditos eufemismos). Galilea modificó su discurso de manera amable y no enérgica y a la defensiva -seguramente alguien de Televisa sostuvo una larga charla con ella-, y el señor Inclán, sólido como el acero.

Medio año ha transcurrido y las declaraciones son múltiples. El señor (y como lo dijo Consuelo Duval, una institución en la actuación, con vasta experiencia en teatro) Rafael Inclán salió del programa, aclarando que defendió a Sammy, con una mancha en su persona ocasionada por la actitud de Galilea en el programa -y sí, es evidente que puso a la gente en contra de Don Rafael-.

Pero, ¿por qué hasta ese momento se da la polémica?, el señor Inclán tiene la autoridad suficiente para exponer su inconformidad con el trato hacia Sammy en alguna entrevista o conferencia de prensa. ¿Por qué no lo hizo antes?

¿Por qué hasta entonces caemos en cuenta de que miramos a Sammy con burla, como un "accidente televisivo"? Edgar, el niño que cae de un tronco, también fue un fenómeno similar, sólo porque se veía gracioso. ¿Era un actor? Sammy asegura que lo es, pero nunca lo he visto en un papel de telenovela.

La culpa no es del señor Inclán, quien tiene absoluta razón de no tener intención de desbancar a Sammy (por favor...), ni de Galilea que seguramente no fue su total intencion de ofender a Sammy ni de manchar el nombre de Inclán, ni siquiera de la televisora; la culpa es nuestra. Como sociedad, arrastramos con esa cultura incoherente: nos burlamos de las personas con cualidades diferentes cuando aparecen en programas cómicos, pero sentimos lástima en comerciales donde los adornan con música triste.

Si buscan culpables, miren en el espejo...