jueves, 19 de noviembre de 2009 | By: El Nazareno

El plástico en nuestra vida


La economía dió un giro completamente diferente desde la aparición de las tarjetas en sustitución del papel moneda (término que no me convence del todo, ¿es papel o es moneda?). Y es que ahora hasta en el super -y tu, ¿vás al super, o a otro lado?- ofrecen la tarjetita de crédito, para realizar las compras diarias en la despensa básica, u otros artículos exclusivos del supermercado.

¿Positivo o negativo? Hay que ver lo que ello representa (me referiré exclusivamente a la susodicha PlastiComer): las transacciones que se efectúan al tramitar la tarjeta ofrece oportunidades de pagos en mensualidades. Ello implica un pago menos presionado, más holgado, pero al final se pagará una cantidad mayor.

Mentira. En promociones en las que, suponiendo un ejemplo, una pantalla plana de una cantidad de moderada a alta tuviera la promición de 18 meses sin intereses con la tarjeta de la CM y 13 meses con cualquiera otra, inmediatamente aparece un sujeto rectificando que la promoción de 18 meses ha caducado -o cualquier otro pretexto-.

Es un grillete de compra, pues si se intenta cancelar, aclaran que dicha operación es técnicamente IMPOSIBLE, pues el contrato especifica que se tiene que utilizar durante un año como mínimo. Documento que, por supuesto, la mayoría de nosotros no leemos porque implicaría tiempo de lectura y tiempo de análisis e interpretación.

No se sabe cuánto se cobra de comisión por el retiro de efectivo, sólo ponen la opción como un plus, además de que en la mayoría de las promociones "se aplican restricciones", y para saber cuáles, tiene que consultarlo en el contrato, o preguntarlo si es que no se leyó.

Es un verdadero lío el soporte telefónico para registrar la tarjeta, una vez que se ha firmado el contrato; y una vez lograda la odisea, hay que esperar 24 horas para que esté activa. ¿Tanto tiempo para la activación de una tarjeta de ese tipo?, en los bancos la operación dura unos cuantos minutos.

Por último, supongamos, si cualquiera de ustedes es asaltado y el plástivo iba entre los objetos de valor, todos sabemos que una tarjeta de crédito puede ser descativada sin mayores problemas por algún familiar o conocido, para evitar un mal uso por parte de los hampones. ¿Y la plastiComer? bueno... el titular o la persona que firmó el contrato -el dueño de la tarjeta, pues- es el único individuo que puede hacer tal acción. ¿Qué argumento pueden mostrar para tal restricción? ¿Qué gana un malhechor cancelando una tarjeta?

Pero analicemos el fenómeno de manera más general: En una entrevista hace aproximadamente un año a Eduardo Coello, Director general de VISA México, el señor asegura que con la eliminación del pago en papel moneda (...) y sustituyéndolos con los pagos electrónicos, se ahorraría el 1% del PIB -aproximadamente 68 billones de pesos-, se estimularía el crecimiento económico y las empresas controlarían mejor sus gastos.

Cierto que el uso de este tipo de transacciones existe menor riesgo de perder efectivo, ya sea en un asalto, pérdida accidental del dinero, etc. Pero la realidad es la realidad; las utopías sólo caben en los cuentos de hadas. Somos un país en vías de desarrollo, no tenemos los recursos para abandonar el papel moneda, porque ello requiere una renovación de toda la estructura económica del país, de un negocio, de una cadena comercial, de un puesto de voceadores. ¿Comprar unas papas con una tarjeta de prepago?

No necesitamos una bancarización de la sociedad en este momento; primero hay que resolver otros problemas económicos, sobre todo con la actual crisis... Dejar de proponer megapuentes de vacaciones, y ocupar ese tiempo para un mejor análisis del paquete económico para el ejercicio fiscal del siguiente año... Dejar de defender lo indefendible, y escuchar a Joseph Stiglitz -que no por nada fue Pfremio Nobel de Economía-... Dejar de pensar en el plástico y preocuparnos por tener papel moneda en el bolsillo.