lunes, 10 de noviembre de 2008 | By: El Nazareno

Nunca te abandonaré...

Aún llevo impregnadas en las yemas de mis dedos, las gotas que esquiaban tu exterior y dibujaban su recorrido. Y cómo olvidarte, si saciabas mis sentidos con tu esencia, modificabas mi estado de ánimo a tu conveniencia y nunca me abandonaste en los momentos más cruciales.

Aún pienso en ti, desde el alba hasta el anochecer. Deseo tenerte, y que nunca te apartes de mí. Deseo que seas la dueña de mis pensamientos y la eterna confidente de mis penas. Y que al tocarte, tu frialdad encienda mi emoción, que se desborda como una avalancha en mi interior.

Desde el primer día que te conocí, supe que te abriría un espacio en mi vida, y no dejaría que algo te aparte definitivamente de mi lado; quizá un tiempo, pero no para siempre.

Provocas mi llanto y que exprese mis emociones de manera no habitual. Provocas que diga cosas que normalmente no haría, y que haga cosas que regularmente guardaría. Dejas que exprese mi verdadera manera de ser; me haces sentir un superhéroe indestructible, y el ser humano más vulnerable.

Solo tú tienes ese poder. Sólo tú puedes hacerme sentir de esa manera; el éxtasis más jubiloso y el sentimiento más profundo. Tú tienes la fórmula que domestica a mi ser.

Porque cuando no te tengo, te extraño; y cundo te tengo, no deseo dejarte. Porque siempre estarás a mi lado, inclusive si el mundo se vuelve contra mí, tú me harás ver que tengo compañía. Porque cuando te tengo, lo soy todo, y cundo no te tengo, soy nada.

Nunca me abandones, que yo nunca renunciaré a ti.

Mi querida Cerveza.