domingo, 5 de diciembre de 2010 | By: El Nazareno

¡Campeones!

Hoy dos equipos de atletas guerreros libraron la batalla épica que resume meses de preparación y de pequeñas luchas libradas, buscando acariciar las nubes de la victoria. Hoy Santos y Monterrey usaron el balón para embestir el territorio contrario y dejar sepulturas de pasiones entre los aficionados. Hoy Monterrey levantó el trofeo para consagrarse como el equipo campeón del torneo de fútbol mexicano.

Humberto Suazo fue la clave del Monterrey en el segundo partido; hizo un gol en el primer tiempo y durante el segundo se dedicó a participar y elaborar jugadas de peligrosidad para Santos; contribuyó claramente en el impulso del Monterrey a pesar de estar abajo en el marcador global.

Duilio Davino fue lo contrario para los Santos: metió un lamentable autogol para que el club de la comarca lagunera se llevara la victoria en el partido de ida y tuvo otras fallas que casi cuestan otro tanto en contra en la defensa regia. Al final se recuperó y moderó su trabajo en el campo de batalla.

La pregunta es: ¿Y Daniel Ludueña? ¿por qué entró hasta que Santos pierde? era evidente la falta de coordinación de Santos para salir de su propio territorio desde un principio y Hachita es una pieza clave en la distribución de juego en la cancha; entonces, ¿qué hacia fuera de ella? Me parece un evidente error de Rubén Omar Romano al no echar toda la carne al asador y más si es una final del torneo.

Los últimos agonizantes diez minutos hundieron a Santos en la desesperación y provocaron un gran desconcierto en la ofensiva santista, circunstancia que los rayados aprovecharon para tejer una defensiva más sólida y un contraataque con una defensiva de Santos descompuesta. El chupete condujo el balón solo, entre dos defensas blanquiverdes y colocó el balón por encima de Oswaldo Sánchez para darle el título a los rayados.

Hoy el fútbol está de fiesta, y Monterrey de júbilo. A partir de hoy la pasión futbolística descansará de manera merecida, para resurgir de nuevo en unos meses, cuando otra liguilla perfile a los nuevos equipos que busquen el combate final dentro de varias jornadas semanales. Pero hoy, para Vucetich y Monterrey, sólo resta bañarse de gloria.