miércoles, 8 de diciembre de 2010 | By: El Nazareno

La tempestad de la gotera...

Ya comentaba de la poderosa herramienta que significa internet en cualquier ámbito: permite tener información al instante, siempre y cuando ésta no sea restringida al público por motivos de seguridad nacional (entiéndase: interfiere con intereses de altos mandos). Cuando este tipo de información prohibida se filtra en la red, las cabezas grandes de la política proceden a desaparecerlo del mapa. Pero no en el caso de Julian Assange.

El hacker australiano, de alguna manera, es y será noticia dentro de los siguientes días. Consiguió más de 250 mil documentos diplomáticos entre naciones y los publicó en un sitio al que llamó wikileaks (wiki es una palabra hawaiiana que significa rápido y leak es gotera en inglés) y desde hace unos días, al dar a conocer información restringida que afecta la relación de Estados Unidos con otras naciones, es perseguido y ya fue encarcelado.

El arresto fue extraño e inclusive se le negó la posibilidad de salir bajo fianza, aún cuando él se presentó sin dudarlo cuando se enteró de su orden de arresto, y resulta que se le detuvo por abuso sexual: ¿quién se traga semejante bocado de chatarra? El delito por el cual se le persigue en realidad es un delito que los políticos consideran quizá peor que un sospechoso de homicidio. Ahora deberá permanecer en la cárcel por lo menos hasta el 14 de diciembre, de manera preventiva. Será interesante seguir la reacción de Assange una vez cumplido el plazo, y aunque una estrategia de intimidación puede ser una bomba en estos momentos tan tensos, sí puede dar unos días a los afectados para preparar algo en su contra.   

Para muestra de la explosión que puede provocar un maltrato a la figura de la libertad de información informática representada en Assange, basta un botón: Una serie de simpatizantes, ahora llamados Hacktivistas, han embastido algunos sitios de internet que han afectado a Assange o a wikileaks, como Amazon, PayPal y MasterCard, que se han negado a crear un fondo para soportar la página wikileaks; un banco suizo de nombre PostFinance que le cerró una cuenta; la página de la fiscalía sueca que se encarga de tramitar la extradición del hacker y aquí en México se realizó la propuesta de boicotear la red social Twitter, tan popular en los últimos meses.

La corporación bancaria MasterCard asegura que la estrategia no perjudica a sus usuarios, quienes podrán realizar transferencias y otro tipo de operaciones de manera normal; aunque, creo yo, el objetivo de los ataques no era precisamente ofender a los clientes, sino manifestarse y ejercer presión en los sitios web para que "le midan el agua a los camotes".

Por su parte, el boicot contra los usuarios de Twitter sí puede afectar de manera directa la forma en la que se plasma la información de manera rápida y sencilla. Los sitios de información que utilicen esta web para informar a sus seguidores se verán acorralados en ese sentido. Gracias a Dios, existen los blogs. Pero, ¿por qué Twitter? porque el microblog, creado por Jack Dorsey, no permite publicar o mostrar cualquier tipo de referencia a wikileaks

Además, el ejército cibernético Anonymus -que ha planeado los ataques- ha promovido la creación de webs espejos de wikileaks; es decir,  páginas de internet similares, en caso que se desee destruir la creada por Julian Assange. Los documentos, en los que se expresa la necesidad de Estados Unidos de acabar con Irán, Irak y Afganistán, por citar ejemplos de las canalladas en la política estadunidense, seguirán en la red y no sólo eso, sino que los documentos podrán obtenerse en programas P2P (entiéndase los arcáicos Kazaa, Limewire, Ares, etc.).

Estados Unidos nunca creyó que una espina pudiera causarle tal herida. Los secretos a voces dejan de ser un simple susurro y se dan a conocer de manera oficial; por ello el interés de capturarlo a como diera lugar. Sin embargo, el daño ya está hecho y los que apoyan su objetivo continuarán mostrando su inconformidad, no importando el tamaño de la embestida. Al fin el coloso sintió el frío en las piernas con tremanda bajada de pantalones.