miércoles, 15 de diciembre de 2010 | By: El Nazareno

A toy story...

Los grandes empresarios de las marcas jugueteras tardaron nada en bombardear los bloques entre programas con anuncios de sus productos en esta época. Parece extraño que aún perdure el estilo de juegos de hace años, como los tableros de juegos sencillos comepelotas, el legendario operando -sólo que ahora con la figura de Homero Simpson o el personaje de moda- y otros tantos. Nostálgicos pero agradables momentos pasaron por mi mente, al igual que cada fin de año.

Hace un tiempo leí un esbozo de ensayo escrito por un excompañero de la universidad acerca de cómo habían evolucionado los juegos y, evidentemente, maldecía los actuales. Me pareció curioso y decidí leerlo completo; creí que aportaría más en el escrito, pero sólo se quedó en una vulgar comparación entre su pasado y el presente de los niños en el Siglo XXI.

Intenté analizar todos los juegos que recordaba, y llegué a la conclusión de que todos están elaborados para estimular al niño y ayudarlo a desarrollar habilidades que, por falta de entrenamiento, tenía notoriamente disminuídas. El ajedrez incrementa considerablemente el razonamiento y la capacidad de elaborar estrategias en la mente del infante, los instrumentos para practicar algún deporte -o simularlo- desarrolla la condición física y la capacidad aeróbica, al tiempo que tonifica los músculos, el balero aumenta el cálculo y el tino, etc.

Los juguetes de ahora hacen lo propio: los juegos que he mencionado, como el operando, permiten tener un mejor control al manejar objetos con cautela -mejoran el pulso-, los carritos a control remoto permiten comprender mejor cómo funcionan los aparatos manipulados a distancia y desarrollan una capacidad motriz en posiciones de reposo; ¿los videojuegos? por supuesto que, independientemente de la clasificación, brindan una soltura en las manos para los niños además de que, al contar cada videojuego con varios niveles de dificultad, mejoran la capacidad de respuesta en situaciones de presión, aumentan los reflejos, etc.

Entonces, ¿son mejores los juegos de antes? ¿quizá los actuales? No hay una respuesta absolutamente verdadera y eso es absolutamente cierto. Cada época tiene sus propios medios de entretenimiento que, con moderación en su uso, son buenos para los niños. Simplemente hay ahora una gran industria detrás de los juguetes y ese mercado es altamente remunerante. Dejemos crecer a los niños, que a nosotros no nos hubiera gustado el crecer con ese tipo de advertencias y restricciones en sus pedidos a Santa y Los Reyes Magos... Aunque a mí no me hayan traido la muñeca de carne y hueso que tanto les encargué.