sábado, 30 de enero de 2010 | By: El Nazareno

La vida de Claire...


Navega en medio del gran océano de información en internet. Observa noticias de BBC, descarga canciones de un grupo de música inglesa y charla con amigos italianos y brasileños.
Curiosamente, desprecia los platillos de comida mexicana; prefiere el sushi o el tepanyaki.

Claire nunca conoció los baleros ni el trompo, prefiere pasar el tiempo jugando videojuegos, y siempre regala productos de alguna empresa famosa (extranjera, por supuesto); cuando decide ir al cine con sus amigas, se sorprende de ver películas nacionales. Sí, Claire es mexicana.

Hace llamadas desde su teléfono portátil a todas sus amistades cercanas, o mensajea sin sentido alguno. Ha tenido muchos problemas con sus maestras por atender con mayor interés el diminuto aparato, que su clase de Ciencias naturales. Claire es, en efecto, una estudiante de primer grado de la educación básica, con apenas 6 años de edad.

Claire es una víctima del adelanto tecnológico del siglo XXI. Una época en la que el tiempo es demasiado efímero como para desperdiciarlo en cosas "banales", como el arte. Una década en la que ha ganado terreno lo útil sobre lo estético, lo eficaz sobre lo artístico y lo rápido sobre lo tranquilo.

La pequeña infante aprendió tal estereotipo de ritmo en la vida, y lo aplica incluso en las amistades. Prefiere las redes sociales a buscar nuevas amistades en diversos grupos sociales físicos. Incluso ha desechado Facebook, para dar paso a Twitter.
Cree que Facebook es dar la vuelta por la colonia, y Twitter es tomar la autopista; valora más la rapidez que la exploración. Twitter es el claro ejemplo que, si hay información que debe ser contundente, precisa y corta, también es cierto que hay muchas personas que usan la página como un vil mensajero.

¿Cómo se explican, entonces, que hace 6 meses la mitad de usuarios fueran inactivos, posteando una vez a la semana regularmente? Muchos usuarios no han mandado ni un tweet desde su registro. Y es que es tan sólo la curiosidad de sentirse parte del gran avance tecnológico el motivo de adentrarse al fabuloso mundo de la innovación.

¿Dónde quedaron los blogs, esas páginas personales que invitan a escribir libremente y sin limitación de extensión? En el olvido, debido a esa misma presión psicológica voluntaria a la que estamos sometidos cada día. Seguimos creyendo que cada día tiene menos de 24 horas, que cada hora invertida debe ser administrada con la mayor cantidad de actividades cortas posibles, en lugar de sólo una, pero bien elaborada.

Se acaban los momentos de disfrutar los detalles que se nos ofrecen con apenas abrir los ojos. Claire lo sabe, pero está tan inmersa en el 2010, como para analizarlo. Sabe que, de pensarlo, ya tendría una mala administración de su tiempo. Y, al igual que ella, miles de niños son víctimas irremediables del tiempo que carcome nuestra paciencia, y con ello su existencia.