domingo, 6 de mayo de 2012 | By: El Nazareno

Tengo miedo...

Yo estaría en la misma posición. De buscarte y no querer encontrarte. De decir "ahí estás" y saber que tienes tu oreja atenta. De atacarte y saber que, en cualquier momento y sin alguien a quien recurrir, vendrás a cobrar factura. De denunciarte y con miedo a hacerlo por las represalias.

No es noticia, pero tampoco está de más, decir que México es el sitio más peligroso en Latinoamérica para ejercer el periodismo, por encima de aquellos países que sufren ataques de guerra, como Afganistán y Siria.  Lo que sí es noticia es que México es considerado el país más peligroso para ejercer este trabajo a nivel mundial.

Casos hay muchos. Recordemos a Amado Ramírez, reportero de Televisa tan aclamado por Joaquín López-Dóriga el día de su ejecución, a José Luis Cerda Meléndez, conductor de la misma empresa televisiva, hace apenas un año, y a Raúl Quirino Garza de un periódico Regiomontano y ejecutado a principio de este año.

Si algunas cifras, como la de once periodistas asesinados en México durante 2011, ponen los pelos de punta a algunos, yo creo, en mi personal y quizá abultada manera de pensar, que cuatro en menos de una semana tan sólo en un estado es para arrancarse el pito. Disculpen por lo de arrancarse.

Ya estuvo. Neta, ya estuvo. No es de humanos pensar que esta cifra pase desapercibida. Muchos pueden pensar que esta actividad es meramente chismosa, pero créanme que la gran mayoría de estas personas no intenta difundir un chisme al estilo Pepillo Origel; al contrario, eran personas comprometidas con la verdad, con nuestra ciudad, con nuestro país, con nuestro futuro.

Y eso es apenas una piedra en el camino de terracería. ¿Se han preguntado cuántas personas han sido asesinadas por el narcotráfico? Muchas. Algunas de ellas como tú y como yo, que apenas sobrevive con el mísero salario que mantiene el presidente del empleo y que no tiene para pagar una extorsión de medio m illón de varos. Personas que dejan de serlo al ser envueltas en una bolsa de plástico negra por su pobreza.

¿Y los grandes empresarios? Resguardados en su burbuja. Por eso nunca escucharemos que intenten secuestrar a Slim, a Aramburuzabala o a Azcárraga. Ésos gastan su fortuna en protección -eso sí, no me concierne que sea de los mismos cárteles- para ellos y su familia.

Y todavia aquellos se ponen en su posición, una que me hace sentir una punzada en donde salen los desechos humanos, de super héroes. Una escoria que todavía se dice protectora de la sociedad, al más puro estilo de ETA (la ETA actual, no la de hace unos años), pero que apenas los más ignorantes de las regiones más olvidadas pueden creer.

Ya casi nadie cree eso. No vale la pena salir a decir en los centros comerciales que son los guardianes del pueblo. No gasten su tiempo en creerse caballeros de la edad media y degollar a medio mundo porque no les pagan lo que quieren. Pero sé que lo siguen haciendo, y que no paparán porque alguien los denuncie.

Por eso me quedo en esta posición. De buscarte y no querer encontrarte. De decir "ahí estás" y saber que tienes tu oreja atenta. De atacarte y saber que, en cualquier momento y sin alguien a quien recurrir, vendrás a cobrar factura. De denunciarte y con miedo a hacerlo por las represalias. Porque no queda de otra.