domingo, 11 de septiembre de 2011 | By: El Nazareno

Los innombrables

Lo han hecho y lo seguirán haciendo. Una marcha para ellos es una pequeña medalla en el pecho, un mérito por hacerse notar, comunicar indirectamente que están todavía presentes y que aún no hay poder suficiente que pueda hacerlos retroceder o, más adentrados en nuestros profundos sueños, borrarlos completamente del mapa.

Un desplegado de mil 200 hombres para cuidar las inmediaciones de un estadio ya atemorizado desde hace tres semanas y 800 efectivos más para el interior, es una muestra de la paranoia y el control que aquellos a los que paradójicamente nombraré "los innombrables" tienen sobre los cuerpos de seguridad y la población. Toda la semana tuvieron publicidad gratis en los noticiarios.

Ya nadie está a salvo, ni siquiera los civiles que asisten a los casinos y, lo que es peor, los niños que están en las escuelas. Cerca de una institución educativa de Tepic, fueron asesinados dos jóvenes y los innombrables enseñaban a los niños sus "cuernos de chivo", mientras en otra de Morelia los asistentes a una protesta por el paro de labores de maestros fueron asustados por un innombrable armado. Aunque en ningun colegio hubo ataques directos, sí hubo niños que presencian la portación de armas.

Las personas responsables de dar seguimiento y denunciar estos hechos, los periodistas, también se han visto en situaciones atemorizantes y, desafortunadamente, la mayoría de las ocasiones no salen con vida de ello. Se han registrado aproximadamente 72 asesinatos de periodistas desde 2000, 7 por año. No debería de ser uno siquiera, lo sé, pero también seamos realistas, no es tanto o podrían ser más.

Mracela Yarce y Rocío González suman dos a la lista. Hoy, cientos de periodistas marcharon hacia la Secretaría de Gobernación, en protesta por la muerte de las dos comunicadoras y por todos los que le anteceden; el lema "el peor crimen es el silencio" es su estandarte, pero cuando se registran balaceras o asesinatos con amenazas, la nota se queda guardada en la memoria y en el archivo de los presentes: no aparece en el periódico, gracias a los innombrables.

José Narro, rector de la máxima casa de estudios universitarios, presentó el documento "Elementos para la construcción de una política de Estado para la seguridad y la justicia en democracia", que tiene elementos óptimos para una sociedad libre de violencia, pero mientras sólo esté plasmado en un documento, en la mera teoría, sigue siendo una utopía, pues sin llevarlo a la praxis no sirve más que de adorno, un evento más para celebrar, sin tener por qué celebrar.

Y cuando los innombrables dicen que no, es no; no importa que el nombre sea Javier Sicilia y su caravana o Isabel Miranda de Wallace y el "Alto al secuestro". Lo han hecho y lo seguirán haciendo, ya sea por ajustar cuentas, por castigar a los que no cumplen las normas no escritas o simplemente por hacerse notar. Ojalá con simple autocensura de nombres o de eventos se pudiera solucionar esto, pero no es tan fácil como quisiéramos. Al menos no todavía...