domingo, 12 de mayo de 2013 | By: El Nazareno

De barrigazo... reloaded

Una cosa lleva a otra. No creo que los comentaristas de Tv. Azteca (Luis García, el colega de licenciatura de la misma cantera, Faitelson y demás) estén conscientes de ello, pues sus comentarios (...) son más influenciados por sus convicciones que por una responsabilidad mediática a la que deberían estar obligados.
Lo anterior es debido a la idea que uno de ellos expresó. Según él, los "súper" (prefijo innecesario) líderes del torneo mexicano de fútbol o liga mx, en fase de liguilla, deberían de tener un premio que no los ponga en igualdad de opciones para avanzar a la final, porque, según argumenta, a estos equipos les cae "la maldición del súperlider", que son eliminados antes de llegar a la final.

Quiero entender esto. ¿Tienen que cuidar a los número uno en la tabla porque no son capaces de demostrar un fútbol igual o superior que aquellos clubes inferiores en la posición? Eso quiere decir que están hasta arriba por suerte, circunstancial y no por un nivel futbolístico mayor.

Son tretas de equipos que llevan un fútbol mediocre, alcanzando a pasar por repechaje y teniendo la posibilidad de eliminar a los mejores. Yo le preguntaría a estos expositores de opinión (la suya, no una sustentada): ¿No sería eso solapar a un equipo mediocre? Porque, como la escuadra con mayor número de victorias, debería resultarle fácil derrotar a una regular.

El problema reside, entonces, en el sistema de fútbol mexicano. Ya no es como antes, un equipo consistente y realmente superior que llegue durante algunos torneos contínuos a liguilla y, no sólo eso, ganar unos campeonatos de la misma manera, como Los diablos rojos de Toluca en la era Cardozo. 

Pero no se limita al escenario del deporte; uno similar se encuentra en el sistema educativo. Si un estudiante se limita a presentar sus apuntes en orden, obtiene un porcentaje en una calificación preliminar; si entrega algunos trabajos -plagiados, copiados u originales-, incrementa ese porcentaje... así continúa, hasta obtener una cantidad de puntos considerable, y unos resultados mediocres en los exámenes parciales puede bastarle al alumno para excentar el examen final en una materia. Solapar al burro.

En la política, los mediocres son como pasto en la pradera. Existen delegados que apenas terminaron la secundaria y son solapados por aquellos que lo ayudaron a encontrar su puesto y por nosotros, que no exigimos personal preparado para gobernarnos porque estamos esperando la final de la liga mx, escuchando a comentaristas mediocres que no estudiadon periodismo, pero narran en televisión y escriben columnas y otros -peor- que se graduaron en universidades especializadas en periodismo, pero no aprendió que no se puede exponer una opinión si no está fundamentada correctamente, quizá porque sus maestros lo excentaron... C'est la vie.