domingo, 1 de septiembre de 2013 | By: El Nazareno

Una más al costal

Yo sé que muchos simpatizantes de la izquierda, que son bastantes, según he visto tan sólo entre mis contactos de redes sociales, me contradicen o maldicen porque no coincido con ello, de igual manera los de la ultraderecha, pero el proceso y todo lo que envuelve a la reforma educativa es un verdadero garabato.

Los anarquistas, que por lo general son grupos de choque para crear caos y desenfocar el problema, son actores principales que, junto con el gobierno permisivo, hacen más grande la pelea en las calles, que la verdadera protesta; crean terror y esa es la nota principal, no la reforma en sí.

Yo también creo que la reforma educativa no debe ser aprobada; no tal cual la construyeron. Una verdadera reforma educativa debe enfocarse no en aumentar el presupuesto a la educación o en crear exámenes complejos para maestros rurales. Sí pienso, por otro lado, que se debe evaluar a los responsables de la educación de nuestros niños, no con el objetivo de señalarlos y discriminarlos, sino de ver y corregir las deficiencias, así como crear un órgano social por zonas que administren el dinero destinado a la educación, no para poner internet en poblados pobres, sino para construir aulas con herramientas realmente útiles, coordinar cursos de actualización para los maestros, comprar autobuses, desaparecer los sindicatos recaudadores... Y que además se entregue una lista desglosada de los gastos. Dejar de ver a la educación como una mina política de oro saqueable.

También se debe cambiar el contenido de la información que el niño y adolescente adquiere en la escuela. No es posible que se intente borrar a las culturas prehispánicas del material educativo básico, o que Octavio Paz no sea importante para el alumno.

Se debe valorizar la educación desde el punto humano y social, no político, como se plantea en la reforma educativa cada ocasión. No soy ni anarquista, ni derechista, sólo objetivo.