viernes, 30 de diciembre de 2011 | By: El Nazareno

Y ahora, ¿Quién podrá defenderl@s?

Hace como dos años hice una encuesta acerca de lo que la opinión pública (redondeada a 20 personas aproximadamente) piensan acerca de la adopción en parejas homosexuales. Evidentemente, muchos piensan distinto si no se da un enfoque global de lo que puede ocurrir, por lo que mis preguntas tenían que incluir esos detalles que a veces se pasan por alto.

En una pareja homosexual aparentemente no hay peleas, pero seguramente hay con mayor frecuencia que una heterosexual, por el desgaste sufrido a causa de la marginación en la sociedad o por otras causas originadas por su preferencia sexual. Por ende, no se puede asegurar que una pareja homo(o bi)sexual trate mejor a un niño que una que no lo es.

La mente de los niños es como una esponja. Mi hijo aprende todo lo malo y bueno con sólo escucharlo, y evidentemente, tarde o temprano los gustos de los padres se ven reflejados en los hijos; nos guste o no. Si creamos un ambiente en el que dos hombres se besan en la boca, el niño no encontrará nada raro en hacerlo.

Aún si se le explica al niño la diversidad sexual, es muy pequeño para comprender que en la sociedad está mal visto -o aún  no es del todo aceptable y menos normal- que dos personas del mismo sexo tengan una relación sentimental. No comprenderá cuál es la mejor y terminará por deducir que si sus padres lo hacen, es lo correcto.

Inclusive si llega a tener una preferencia heterosexual, los gestos, el tono de voz y los ademanes se fijarán en el niño durante los tres primeros años, tiempo anterior a que el pequeño tenga una relación social en pequeños grupos, como la escuela. Una vez en un aula y con la mayoría de sus compañeros heterosexuales, comenzará el bullying que, si bien ya es castigado con severidad, provocará que el niño se aisle aún más.

No se necesita ser un genio para saber que el niño no será feliz ni logrará una estabilidad emocional si se desarrollan una o más características mencionadas. La iglesia reprueba la unión entre dos personas del mismo sexo y hay organizaciones que repudian de la misma manera el fenómeno, por lo que, al menos, tendrán que buscarse otra religión si quieren consagrarse "hasta que la muerte los separe".

El niño necesita de las dos figuras, paterna y materna. ¿Qué responderán cuando se le pregunte acerca de su familia? ¿Cómo puede un infante comprender a un hombre en rol de mamá? ¿O a una señora de padre? Son confusiones que pueden terminar en trastornos irreversibles a un pequeño que quizá ni pidió nacer o preferiría seguir en un centro del DIF.

¿Y los periódicos dicen que no hay influencia en el niño, que los enfermos mentales son los que no aceptan la adopcion homo? Eso es falta de asertividad.

Pensaba todo esto, mientras veía La otra familia, con Jorge Salinas y Luis Roberto Guzmán, y deducí: es un comercialote del Gobierno Federal para intentar demostrar que, a pesar de todas las pruebas, tropezones, obstáculos y contratiempos, las parejas homosexuales son más capaces que las heterosexuales de educar al niño. A otro cine con ese cuento.