domingo, 19 de septiembre de 2010 | By: El Nazareno

Un viajesote... a ningún lado


El taxista seguía con su monólogo en el que yo simplemente me limitaba a responder con un pequeño intento de mujido, en señal de afirmación. No tenía algo para agregar, pues en parte tenía razón y únicamente imaginaba otros ejemplos del motivo de su indignación; no soy miembro del departamento de quejas ciudadanas, pero era imposible no prestarle atención al sujeto, porque sabía que estaba en lo correcto.

El enorme "puente" con motivo del festejo del Bicentenario era el tema de conversación del conductor, quien tal vez sin la intención de tener la razón explicaba que si la intención de Calderón era promover el turismo, debía de tener otros planes. A partir de ese ejemplo, surgieron otros temas.

Había que pulir un poco su explicación; la propuesta es planteada por él en una iniciativa de Ley que pasa por unos filtros, en este caso serían las secretarías correspondientes como la de Turismo, la de Educación Pública y otras involucradas; además, el decreto es oficial cuando se ha aprobado a través de las Cámaras y del Congreso de la Unión. El presidente propone y los enfermos de testiculitis aprueban.

Evidentemente, se necesitan planes mejor elaborados para atraer al turismo. Como el ilustre transportista de individuos sugería, debía invertirse más recursos en el mantenimiento del pavimentado, alumbrado público, seguridad en zonas turísticas, una castea de información... una marejada de ideas que eran ciertas porque la ciudad los necesita, pero no es una garantía que se incremente de manera considerable el turismo de esa manera.

La mayoría de los turistas prefiere visitar las playas y otros lugares más alejados de la ciudad, por lo que no estaría mal un proyecto de recuperación de costas. Acapulco es una zona muy descuidada que, si la comparamos con Cancún, ha perdido considerablemente la cantidad de ingresos por turismo que años atrás precisamente por un gran descuido de estas zonas. El descuido de la gente provoca una gran contaminación terrestre y marítima, sin contar el "smog", como lo que poco a poco ocurre también con el Puerto de Veracruz.

¿No es una gran ventaja el hecho de que en Estados Unidos la mayoría de edad sea de 21 y aquí de 18? Para el turismo mexicano, definitivamente sí. Los iniciantes del fenómeno vacacional-sexoso-desmadroso llamado "Spring break" provocaron una en verdad considerable entrada de ingresos de turistas que venían a embriagarse y hacer lo que en su país les resulta imposible a su edad; esta cantidad de jóvenes proboca que muchos paisanos visitemos las playas en esa temporada.

Resulta una pena que nuestro gobierno no considere invertir más en ese tipo de cuestiones y, en cambio, invierta más de 600 millones de pesos en una fiesta que, como ya lo expliqué, quizá no era tan necesario un macroevento sino una celebración adecuada con un presupuesto considerable, o que se apoye la formación de nuevos cuerpos policiales -que ya han sido varios para un solo sexenio-, y no planificar una estrategia definitiva dentro de una sola policía.

Ni hablar de cómo se administra a nivel local el presupuesto. Los metrobuses, es cierto, permiten un transporte colectivo más rápido, pero más caro -considerando el sueldo promedio de una persona que debe usar este medio de traslado dos veces al día-, pero provocan un caos vial superior debido a la imposibilidad de dar vueltas a la izquierda en las avenidas donde se encuentra una ruta de metrobus.

Este lío provoca que se busquen nuevas maneras de generar ingresos de manera no honrada, como el levantamiento de carros mediante una grúa aunque estacionarse esté permitido en donde se encontraba el vehículo, o prohibir las vueltas a las calles -sobre todo en la zona de Plaza Meabe- de la noche a la mañana y sin un motivo real.

Ello provoca descontento de la gente al descubrir la cantidad de infracciones, pero no se provoca un movimiento generalizado de inconformidad por nuestra incapacidad de liderazgo para organizar, y cuando hay alguien que las realiza provoca asfixios viales, como el ocasionado en la carretera México-Toluca, hace algunos días. Sin embargo, si no es así ¿cómo se manifiestan? -y ni así fueron escuchados los inconformes-. Y seguimos en las mismas...

El taxista se orillaba mientras yo contaba el dinero para pagar. El trayecto tomó demasiado tiempo porque las calles de la colonia centro estaban llenas de personas que festejaban por el mero espíritu fiestero que comerciales como el de la gaesosa "Fresca" nos hacen creer que tenemos. Me da gusto saber que al menos algunas personas comparten algo de mi pensamiento.