Había escuchado -y en algúno momento visto- acerca de personas que vendían a sus hijos, reliquias que no poseían y otras cosas, pero en ocasiones eran simples bromas o maneras de llamar la atención de los medios de comunicación. En esta ocasión son ofertas reales, ex militares jóvenes que, por lo visto, no tienen un empleo o, al menos, no uno remunerante.
Es ahí cuando entra el círculo interminable. Nuestro presidente combate con gran fuerza militar al narcotráfico, un problema ya demasiado arraigado en nuestra sociedad. Los militares sobrevivientes de los ataques poco a poco van desertando porque los apoyos económicos no son suficientes. Nuestra mentalidad provoca que pensemos que es mejor pasarnos al narcotráfico y disfrutar la relamente corta vida de los sicarios y el dinero que ofrece que, seguramente, es mayor al que el gobierno federal brinda.
Un círculo que nunca termina y más si contamos que, además de lo que ofrece el narcotráfico, la venganza y contravenganza es una cadena sin fin. O no se planea terminar con el narcotráfico, o no han encontrado la formulita secreta (o ni tanto...) para arrancar la raíz que está pudriendo nuestro árbol genealógico.
0 comentarios:
Publicar un comentario