sábado, 20 de noviembre de 2010 | By: El Nazareno

Racismo sin distinción de sexo, edad o condición...

Mierda. Es la palabra correcta para expresar lo único que pueden tener en la cabeza esas personas a las cuales encomendamos nuestra seguridad e integridad. Es la palabra que describiría perfectamente a los individuos que tengan ese tipo de actitud. Es la palabra adecuada para describir en lo que nos sumergimos como sociedad al enterarnos de este tipo de lamentables situaciones.

Mientras en Arizona hay una lucha interna por la aplicación o la nulificación de la polémica Ley antiinmigrante, en San Diego las cosas no están tan relajadas para aquellos que no puedan comprobar su nacionalidad. Lo penoso no es que se discrimine a las personas con rasgos latinos, sino que por ese tipo de circunstancias se detenga y espose a una niña de nueve años. La misma edad que quizá tenga el primo, hijo o sobrino de alguno de nosotros.

Incapaz de defenderse, la pequeña Nadia fue tratada como una peligrosa delincuente por dos delitos de los cuales ella, evidentemente, no es responsable: Ser hija de una indocumentada y acompañar a su madre y abuela cuando alguna de ellas (la que conducía un automóvil) cometió una violación al reglamento vial de ese lugar (no cedió el paso en una vuelta, porque la niña iba enferma).

Niña, madre y abuela fueron deportadas y tuvieron que regresar a México. El vocero del cónsul de México en San Diego, Alberto Díaz, y todos los mexicanos y personas con sentido común pedimos una explicación de las circunstancias, aunque no creo que exista alguna lógica para lo ocurrido; el portavoz de la Patrulla Fronteriza de San Diego, Jerry Conlin, dijo que ellas firmaron su salida voluntaria. Me queda la duda de qué tan voluntario fue el proceso de la firma.

Y no es la primera vez que pasa. Por "coincidencia", Alexa González, de 12 años, también sufrió el mismo trato inhumano e inconsciente de parte de la policía de Queens, en Nueva York. La niña latina fue detenida y esposada por ESCRIBIR EN SU PUPITRE algunas frases de adolescente, ni siquiera ofensivas; a la pequeña se le impusieron ocho horas de trabajo comunitario y un ensayo de su experiencia. ¿Experiencia de qué? ¿Dónde está el delito?

Evidentemente, la comunidad latina ha expresado su indignación contra los paisanos, porque la policía ha sobrepasado los límites de la tolerancia. En los 40 pedían asistencia mexicana, y ahora que ya se saturaron... ¿usan la violencia para echarnos de ahí, no importando que sean niñas?

¿En qué carajos estan pensando? están viendo y no ven, valedores...