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Incapaz de defenderse, la pequeña Nadia fue tratada como una peligrosa delincuente por dos delitos de los cuales ella, evidentemente, no es responsable: Ser hija de una indocumentada y acompañar a su madre y abuela cuando alguna de ellas (la que conducía un automóvil) cometió una violación al reglamento vial de ese lugar (no cedió el paso en una vuelta, porque la niña iba enferma).
Niña, madre y abuela fueron deportadas y tuvieron que regresar a México. El vocero del cónsul de México en San Diego, Alberto Díaz, y todos los mexicanos y personas con sentido común pedimos una explicación de las circunstancias, aunque no creo que exista alguna lógica para lo ocurrido; el portavoz de la Patrulla Fronteriza de San Diego, Jerry Conlin, dijo que ellas firmaron su salida voluntaria. Me queda la duda de qué tan voluntario fue el proceso de la firma.
Y no es la primera vez que pasa. Por "coincidencia", Alexa González, de 12 años, también sufrió el mismo trato inhumano e inconsciente de parte de la policía de Queens, en Nueva York. La niña latina fue detenida y esposada por ESCRIBIR EN SU PUPITRE algunas frases de adolescente, ni siquiera ofensivas; a la pequeña se le impusieron ocho horas de trabajo comunitario y un ensayo de su experiencia. ¿Experiencia de qué? ¿Dónde está el delito?
Evidentemente, la comunidad latina ha expresado su indignación contra los paisanos, porque la policía ha sobrepasado los límites de la tolerancia. En los 40 pedían asistencia mexicana, y ahora que ya se saturaron... ¿usan la violencia para echarnos de ahí, no importando que sean niñas?
¿En qué carajos estan pensando? están viendo y no ven, valedores...
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