Ya anteriormente habían hecho el intento de privar a los navegantes de internet de tener su colección personal de información porque, como sabemos, todos tenemos una, pequeña o grande, pero es acceso al conocimiento. La dicotomía entre esta libertad al conocimiento y a la vez del derecho de autor nos lleva a una disyuntiva entre respetar el trabajo del creador y quedarnos con la duda acerca de su talento, o adquirirlo sin remunerarle la primera vez, pero ya conocer su trabajo. La primera estrategia no funcionó.
Ahora, la Ley Stop Online Piracy Act pretende que toda página o programa informático que permita al usuario obtener información con derecho de autor sea sancionada como delito grave. El cierre de Megaupload y otras páginas, así como la detención de sus funcionarios, eran señales de la seriedad del asunto. Creyeron que con eso detendrían la avalancha que se venía encima...
¿Frio?
El ataque del grupo de "hacktivistas" (fusión de la palabra hacker y activistas) hacia los portales del Ministerio de justicia y de Universal Music Group. Los portales de Wikipedia y Reddit, entre otros, conformarían un apagón en su sistema en protesta por la ley, complot apoyado por Twitter, Google y otros portales.
Ante tal panorama, 18 senadores ya habían abandonado la propuesta.
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Pensemos que el mexicano lee menos de 2 libros por año. Este fenómeno, pensemos, ocurre en parte porque la vida fugaz de la ciudad no permite tener tiempo y en parte porque los libros son caros; con la permisión de las descargas online de libros a menor costo e inclusive gratis, incitaremos a los iniciantes a leer más con estas alternativas.
Hace un tiempo, Los ex miembros de Caifanes (no me recuerden a Jaguares), Federico Fong y José Manuel Aguilera, crearon La Barranca. El grupo hizo algo que marcó el escenario musical mexicano en delante: Simplemente creó su música; dejó de lado disquera, representante y todo, para ellos mismos ser su empresa. Inclusive, se cuenta que ellos mismos vendían sus discos, a un precio menos grosero para los fans: 40 pesos.
Como mexicanos, no podemos darnos el lujo de comprar un disco de más de 150 pesos sin conocer bien el trabajo del artista. Por el bien del futuro en internet, espero que la ley SOPA detenga su marcha y el libre conocimiento permita personas más cultas, como mi amigo colega de La Prensa. Dios dirá.
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