El misticismo que rodea la vida y obra de Jesús de Nazaret fue, es y será un tema de sumo interés, sea en el ámbito científico, político u religioso. Si no, recordar la cinta que impulsó de una manera impresionante la carrera de Martin Scorsese sólo por el título, "La última tentación de Cristo". Mostrar a un Cristo diferente al que conocíamos en los pasajes de la Biblia o de las películas como Rey de reyes o Del pesebre hasta la cruz resultó un éxito, buscado o encontrado por casualidad.
Aunque el interés por saber de Jesús es aprovechado de distinta manera por personas como Sixto Paz, quien propone que Jesús legó al mundo por parteros extraterrestres. Sí, millones de feligreses se verán ofendidos por las suposiciones del Maussan peruano, quien asegura tener contacto con seres de Ganímedes, un satélite de Júpiter.
El éxito de Código da Vinci es otra muestra. Un Jesucristo que hace a un lado su rol de Salvador y puro, para mostrar un lado más humano y pasional, aún provoca muchos debates entre los verdaderos sentimientos del Nazareno; la relación entre María Magdalena y él es un tópico que se confronta de manera radical entre los católicos rigurosos y los historiadores estrictos.
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Uno más que se ha colgado de la fama del hijo de Dios es Simcha Jacobovici, un periodista israelí que hace poco anunció su increíble hallazgo: encontrar los clavos con los que Jesús sufrió su crucifixión, según su teoría. Los instrumentos, hallados en la tumba de Caifás, sacerdote que supuestamente entregó a Jesucristo, son motivo de un nuevo documental de Jacobovici. Curiosamente, el periodista trabajó con James Cameron en el documental "La tumba perdida de Jesús".
Sin mencionar las obras de Mideo Cruz -que presentan figuras de Jesús junto a objetos fálicos-, la pintura de Enrique Chagoya -con Jesús teniendo relaciones sexuales-, la película de Tom Cruise "La pasión de Cristo", entre muchas otras representaciones, convierten a Jesucristo en un icono del cual hablar, por lo menos otro milenio más.
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