El principal elemento es la participación de las redes sociales, más que las campañas mismas, en la opinión del ciudadano. Facebook ha permitido la impresión de imágenes, videos documentales e informativos y otros elementos, en la mente del futuro votante; cada video, cada nota, cada foto, refuerza la percepción de una persona en torno a los presidenciables. Cuando tengo tiempo, me dedico a ver cada uno porque de ello depende el futuro de cada uno de los mexicanos, de tí, de mí y de los que conoces.
He visto una y otra vez algunos documentales en los que asquerosa y cínicamente anticipan algo que ya estaba escrito por ellos mismos. Los que realmente sabemos lo que queremos somos ignorados y se nos consuela con notas estúpidas, con reality shows, con tontería y media en la televisión; total, ya pasó y volverá a pasar, pero no hay que alarmarnos, nos proponen.
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Participemos en la verificación de las casillas electorales, porque también es nuestro derecho cuidar lo que a nuestros antepasados les ha costado tanto heredarnos. No permitamos que nadie haga las cosas por nosotros, dediquemos un día a nuestro deber y derecho ciudadano. Podemos ser evolucionarios sin necesidad de violencia, seamos más inteligentes que los políticos corruptos.
No nos dejemos llevar por encuestas truqueadas o dudosas, No creamos en lo que vemos en la televisión o leamos en los medios con intereses. Tampoco nos confiemos de los organismos que, supuestamente y para eso fueron creados, están para corregir las irregularidades durante el proceso de las elecciones, porque también es parte del sistema. Informémonos de otras fuentes, quizá no con tanto prestigio, pero eso puede implicar una mayor libertad. Retomemos el clásico "Voto por voto, casilla por casilla", pero no con el afán populista de hace seis años, sino con el espíritu de conservar al sufragio como nuestra oportunidad de elección.
Estas elecciones son diferentes y prometen ser únicas, si todos nos comprometemos, un día solamente, a hacer fuerte esa herramienta que es lo único que nos hace valer realmente como ciudadanos mexicanos, aquello que derramó sangre, agilizó masas, derrumba imperios y que hoy es nuestra palanca: el voto.